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Mazda lidera la innovadora búsqueda de alternativas sostenibles a los combustibles fósiles. Y es que el fabricante japonés ha estado trabajando en la producción de otras opciones durante varios años y ya ha experimentado el uso del bioetanol como combustible renovable en sus vehículos.
El bioetanol es un biocombustible líquido producido a partir de materiales orgánicos, como la caña de azúcar, la remolacha y el maíz, que se fermentan para producir etanol. El etanol es un alcohol que se puede mezclar con gasolina en diferentes proporciones para crear un combustible más limpio y renovable.
La producción de bioetanol es una forma de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar los efectos del cambio climático. Al ser una fuente de energía renovable, el bioetanol reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, que son una de las principales causas del calentamiento global.
Mazda ha estado produciendo vehículos con motores que funcionan con bioetanol desde hace varios años. La compañía ofrece varios modelos de vehículos con motores flex-fuel que pueden funcionar con gasolina o bioetanol, o una mezcla de ambos.
En la actualidad, Mazda está trabajando en una nueva tecnología de producción de bioetanol que utiliza dióxido de carbono (CO2) para producir etanol. El proceso se llama Captura y Utilización de CO2 (CCU), y consiste en capturar CO2 de la atmósfera o de los gases de escape de las fábricas y utilizarlo como materia prima para la producción de etanol.
Este proceso de producción de bioetanol con CCU tiene varios beneficios. En primer lugar, utiliza CO2, que de otra manera se emitiría a la atmósfera, lo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. En segundo lugar, el etanol producido a partir de CO2 es una fuente de energía renovable y sostenible que puede reemplazar la gasolina y el diesel.
La compañía ha formado una alianza con la Universidad de Hiroshima y otras organizaciones para desarrollar la producción de bioetanol con CCU y ha establecido un laboratorio de investigación para llevar a cabo experimentos y pruebas.
Su objetivo es expandir la producción de bioetanol con CCU en otros lugares del mundo, ha firmado acuerdos de colaboración con varias organizaciones en Brasil y otros países para investigar y desarrollar esta tecnología. Sin embargo, la producción de bioetanol no está exenta de críticas y desafíos. El uso de cultivos como la caña de azúcar y el maíz para la producción de bioetanol ha sido criticado por su impacto en la seguridad alimentaria y el uso de la tierra. Además, la producción de bioetanol con CCU aún está en una etapa temprana de desarrollo y su viabilidad a gran escala aún no se ha demostrado.
La apuesta de Mazda es un ejemplo de cómo las empresas están buscando formas innovadoras de reducir su impacto ambiental y contribuir a la lucha contra el cambio climático. La transición hacia vehículos más limpios y renovables se acelera, y no hay duda que la producción de biocombustibles como el bioetanol con CCU puede desempeñar un papel importante en la creación de un sistema de transporte más sostenible. A medida que la industria automotriz continúa evolucionando, es importante que las empresas sigan explorando soluciones sostenibles y trabajen juntas para crear un futuro más limpio y en pro del planeta.
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